
Gaza-Saba:
El Director General de Medicina Forense de la Franja de Gaza, Dr. Khalil Hamada, acusó al enemigo sionista de intentar obliterar las pruebas y documentos que demuestran sus crímenes de guerra contra los palestinos en la Franja de Gaza. Esto se logró atacando directamente a instituciones de medicina forense y centros de salud, e impidiendo la entrada de suministros y herramientas vitales para la identificación de los mártires.
Hamada dijo en un comunicado de prensa el domingo que el ejército enemigo está borrando deliberadamente todo lo que pueda condenar sus crímenes, y señaló que los soldados han esparcido archivos sobre el examen de los mártires en los terrenos del hospital y destruido equipos de autopsia, complicando aún más el trabajo de los equipos especializados y obstaculizando los esfuerzos de documentación e investigación.
Hamada agregó que hay escasez de recursos asignados al trabajo forense, como resultado de la destrucción de equipos esenciales como sierras eléctricas y máquinas de rayos X, la prohibición de equipos de pruebas toxicológicas y la prohibición del ingreso de materiales necesarios para las pruebas de ADN, que es una herramienta clave para identificar los cuerpos de mártires no identificados.
Hamada explicó que los equipos médicos enfrentan una grave escasez de personal, con sólo tres médicos forenses atendiendo a todas las gobernaciones de la Franja de Gaza.
Hamada señaló que decenas de cadáveres permanecen sin identificar, explicando que en muchos casos las razones de ello son la muerte de todos los miembros de la familia a la vez, o la interrupción de la comunicación entre las familias durante el punto álgido de la agresión, lo que impidió conocer la suerte o el paradero de los desaparecidos.
Hamada señaló que el ejército enemigo enterró a varios mártires después de matarlos, lo que provocó que sus cuerpos se descompusieran antes de ser encontrados.
La guerra genocida perpetrada por el enemigo en la Franja de Gaza entre el 7 de octubre de 2023 y el 19 de enero, con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña y varios países europeos, dejó más de 160.000 palestinos muertos y heridos, la mayoría niños y mujeres, y más de 11.000 desaparecidos, en uno de los peores desastres humanitarios del mundo.