
Londres - Saba:
Científicos de la Universidad de Manchester han descubierto cientos de misteriosas formaciones de arena bajo el Mar del Norte, cambiando conceptos fundamentales sobre la composición de la corteza terrestre.
Estas formaciones, llamadas sinkitas, son gigantescas colinas de arena de varios kilómetros de ancho que no se depositaron sobre rocas más antiguas, como suele ser habitual, sino que se hundieron, desplazando el material más blando y poroso que se encontraba debajo.
Este descubrimiento desafía un principio fundamental de la geología, que establece que las capas más nuevas se forman encima de capas más antiguas. Este nuevo fenómeno se conoce como “inversión estratigráfica”, en el que se invierte el orden habitual de las capas de roca. Este fenómeno había sido observado hasta ahora sólo a pequeña escala, pero las "formaciones hundidas" son el mayor ejemplo registrado científicamente de esta inversión.
"Observamos estructuras donde la arena densa se hundió en sedimentos más ligeros, mientras que estos últimos flotaron hacia arriba, revolucionando por completo los conceptos existentes sobre la corteza terrestre y creando crestas masivas bajo el lecho marino", afirmó el autor principal del estudio, el profesor Mads Hughes.
En el sitio 34/8-A-14 del yacimiento de Visund se descubrió arena densa y porosa sumergida bajo una capa de arcilla menos densa. Este es un ejemplo de una "formación hundida", donde la arena pesada se hunde para reemplazar rocas más livianas, que se elevan hacia arriba, interrumpiendo la estratificación natural.
Se cree que estas formaciones se formaron hace millones de años durante el Mioceno tardío, como resultado de terremotos o cambios repentinos en la presión subterránea. Esto provocó que la arena se volviera líquida y se hundiera a través de grietas en el fondo marino, desplazando rocas más livianas, compuestas de fósiles marinos microscópicos, y formando estructuras flotantes conocidas como "flotadores".
El equipo de investigación utilizó tecnología de imágenes sísmicas 3D de alta resolución, además de datos de cientos de pozos exploratorios y muestras de rocas de aguas profundas. Estas herramientas permitieron detectar un sistema geológico subyacente al Mar del Norte, que va más allá de ser una simple anomalía menor.