
Sana'a - Saba - Informe: Jamil Al-Qashm:
En un momento excepcional en la historia de las masacres sionistas en Gaza, el discurso del líder de la revolución, Señor Abdul-Malik Badr al-Din al-Houthi, abrió un frente paralelo de conciencia y responsabilidad, donde la dimensión militar se mezcló con el llamado humanitario y el mandato religioso con la voluntad del pueblo, colocando a Yemen una vez más en el centro de la batalla global por Palestina.
El discurso del Líder de la Revolución encarna una fase crítica en la historia de la agresión sionista contra Gaza, llevando en sí una lectura integral de la tragedia y reposicionando a Yemen en el corazón de la gran batalla de liberación, en medio de una escalada militar en curso y un llamado humanitario abierto en el que los gritos de victoria se elevan desde la tierra de la fe al corazón de Palestina.
El discurso fue presentado como un documento estratégico de doble dimensión: por un lado, afirmó la disposición a una mayor escalada militar contra la entidad sionista, y por otro, renovó los llamados a los regímenes vecinos para que abran los cruces para que los yemenitas puedan cruzar a los campos de batalla del Frente Al Nusra, en una escena que refleja una presencia excepcional de la conciencia colectiva Yemenita.
El Líder de la Revolución planteó una ecuación clara en su discurso: Al enemigo se le puede aniquilar no con declaraciones ni denuncias, sino con el desarrollo continuo de capacidades y la apertura de caminos para que la nación ocupe su lugar en la batalla. Al mismo tiempo, advirtió contra el riesgo de dejarse llevar por las falsas afirmaciones de paz promovidas por los regímenes sionistas.
Paralelamente, el discurso siguió el camino de la documentación moral de la tragedia de Gaza, y el líder de la revolución describió la semana pasada como la más oscura en la historia del genocidio. Detalló la situación de los niños y las mujeres con cifras y hechos, señalando que la entidad sionista está convirtiendo la matanza en "entretenimiento" y difundiéndola en crudos vídeos que demuestran el colapso de todos los valores humanos.
El Líder abordó los horrendos crímenes cometidos contra los niños y las mujeres de Gaza, mencionando la negación de alimentos y fórmula infantil, la hambruna deliberada y las escenas de genocidio, que ya no son sólo masacres documentadas, sino más bien una fuente de ostentación para que la entidad enemiga se jacte, en una flagrante muestra del colapso de todos los valores morales e internacionales.
Ante este colapso moral global, la posición Yemenita no se hizo esperar. Más bien, provino del líder de la revolución, quien anunció el estudio de opciones de escalada adicionales y el desarrollo continuo de capacidades militares, no sólo para disuadir al enemigo, sino también para establecer una nueva ecuación que inclinaría la balanza de presión.
El sufrimiento descrito no fue el propósito del discurso, sino más bien un preludio para formular una posición práctica: el silencio árabe ya no es simplemente un signo de impotencia, sino una traición documentada. Guardar silencio ante los crímenes de hambre y genocidio se ha convertido en una participación indirecta en ellos, mientras que las voces de los yemenitas en las marchas exponen esta complicidad y ofrecen una alternativa viable.
El Líder de la Revolución expresó el fracaso de las campañas de propaganda y los medios de comunicación que intentaron socavar la fuerza de la posición Yemenita, subrayando que la firmeza del pueblo frente a la agresión, el asedio y la propaganda occidental es evidencia de la firmeza de la posición basada en la fe que apoya a Palestina a pesar de los desafíos.
Desde el eje de Gaza, el líder pasó a criticar la actuación de los regímenes árabes, considerando que la congelación de posiciones, la perpetuación de una cultura de rendición y la continuación de la normalización sirven a los intereses del enemigo y constituyen su primera línea de defensa en el corazón de la nación.
El comandante señaló la extraña paradoja de los regímenes que muestran simpatía en los medios de comunicación mientras suministran alimentos y combustible al enemigo y siguen comerciando con él. Preguntó: ¿Con qué criterio se mide la simpatía y con qué religión se entiende la hipocresía?
Cuando la prohibición de manifestaciones se convierte en un delito equivalente al asesinato, y cuando el púlpito religioso se convierte en una herramienta para silenciar, fue necesario poner los puntos sobre las íes y cruzar las tes. El líder criticó directamente a Al-Azhar Al-Sharif y a las posiciones de numerosos regímenes islámicos y árabes que reprimen toda voz libre y silencian todo llamado a favor de Palestina.
El líder de la Revolución elogió las pocas posiciones honorables emitidas por el Gran Mufti de Omán y el Gran Mufti de Libia, considerándolas un rayo de esperanza en la larga noche de la traición. También expresó su profundo pesar por el vergonzoso silencio de las figuras religiosas que tradicionalmente habían emitido fatwas llamando a la yihad en las zonas de conflicto, pero permanecieron en silencio ante las masacres en Gaza.
En el frente Yemenita, el discurso reveló el alcance de las operaciones militares cualitativas llevadas a cabo durante el último período, enfatizando que Yemen ha entrado en la batalla como un actor activo, no como un partidario, y que el bloqueo naval de la entidad enemiga es una carta de presión estratégica que no cesará.
El discurso ofreció una descripción detallada de las operaciones militares contra el enemigo israelí, señalando que se habían llevado a cabo más de 1.600 operaciones, incluidos misiles hipersónicos y drones. Esto confirma la seriedad y continuidad del apoyo yemení a pesar de la escalada estadounidense y británica.
Lo que llama la atención en el discurso es la repetida referencia a que Yemen no sólo reaccionará sino que también explorará nuevas opciones de escalada. Esto sugiere que la próxima fase puede deparar sorpresas estratégicas en el Mar Rojo y más allá, como parte de la batalla para romper el asedio y apoyar a Gaza.
El discurso transmitió señales sutiles de que lo que está sucediendo en Gaza no es una crisis local, sino más bien un momento de prueba global, en el que se determinará el destino de los valores y las conciencias, se expondrán las instituciones internacionales y las consignas de la democracia y los derechos humanos se derrumbarán ante los ojos de los hambrientos y los desplazados.
En su discurso, el líder no olvidó elogiar el heroísmo de los muyahidines en Gaza y el frente de resistencia integrado, desde las Brigadas Qassam hasta las Brigadas Al-Quds, y la solidaridad en el terreno y la cooperación cualitativa que los acompañaron, que confundieron al enemigo y profundizaron su crisis psicológica y de campo.
Con una visión estratégica, repasó el papel global del movimiento sionista, considerándolo el proyecto de subyugación global más peligroso, que no sólo tiene como blanco a Palestina sino que busca humillar a la nación, saquear sus riquezas y subyugar a sus pueblos mediante proyectos genocidas blandos y duros, camuflados por Occidente bajo el disfraz de la "paz".
La advertencia contra el proceso de "desarme" fue un pilar central del discurso, pues el líder de la revolución consideró el intento de desarmar a la resistencia en Palestina y Líbano como una traición directa, el colmo de la ingenuidad e incluso una complicidad en el genocidio de los pueblos.
Subrayó que el desarme de Hezbolá o Hamás es una exigencia sionista-estadounidense que lamentablemente algunos árabes están implementando, indicando que estas armas son la única garantía de que estos pueblos seguirán siendo libres y no desgarrados como ocurrió en Sabra y Chatila.
El discurso concluyó con un retorno a la esencia de la acción popular, llamando a los yemenitas a salir a las calles en una manifestación masiva de un millón de personas. Les recordó que las reiteradas manifestaciones no son meramente simbólicas, sino más bien una lucha por la causa de Dios y un testimonio vivo de la lealtad del pueblo Yemenita.
En una lectura más profunda, el discurso expresó la conciencia del líder revolucionario de que Yemen está en el corazón de una ecuación global cambiante, donde la exposición del verdadero rostro del sionismo y la alianza occidental hacen de este momento una oportunidad estratégica para movilizar a la nación, si tan solo la nación pudiera aprovechar este momento.
En un lenguaje político complejo, el líder de la revolución dijo lo que nadie más había dicho: "Quienes reprimen las marchas en las capitales árabes e impiden las oraciones por Palestina en las mezquitas no son más que serviles a los estadounidenses y a los sionistas y cumplen la misma función de seguridad en árabe".
Como el contexto no permite ninguna ambigüedad, el Líder declaró que la "paz" que hoy se promueve no es más que una rendición velada, y que el proyecto de eliminar completamente la causa palestina avanza a un ritmo acelerado a manos de los regímenes normalizadores, que ahora han asumido el papel de guardianes del enemigo en el mundo árabe.
Describió la situación prevaleciente como más peligrosa que una mera normalización, sino más bien una transformación completa del papel de los regímenes árabes en guardianes de los intereses enemigos, disuadiendo a la nación de cualquier lucha, incluso las simbólicas, en un escenario de traición colectiva documentada.
Así, el Líder de la Revolución concluyó su discurso con un mensaje contundente: uno al enemigo sionista: Yemen está al borde de una nueva escalada, y otro a la nación: aún existe la oportunidad de unirse al frente de la dignidad, pues este es el momento de la yihad más que nunca. Quien calla es cómplice, el cobarde es traidor, y este momento no tolera la neutralidad.
Es el discurso del momento crucial, cuando la sangre se une al deber y los frentes se unen en torno a Jerusalén, no como un título político, sino como una cuestión existencial, en la que se resume la batalla de la nación contra sus enemigos y se redibuja, fija, presente y proactiva la posición del Yemen en ella.